Testigos de la Gran Familia Camiliana

TESTIGOS DE LA CARIDAD
DE LA GRAN FAMILIA CAMILIANA

En orden cronológico de nacimiento al cielo


FRAY BERNARDINO NORCINO

Nació en el 1525, fue el primer compañero de San Camilo. De profesión simple mozo de joven, sirvió luego como ropero en el hospital de San Giacomo en Roma, donde en el 1582 se unió al santo, con el cual vivió sólo tres años, muriendo el 16 de agosto de 1585. De altísimo espíritu de oración, a menudo el sueño lo cogía de rodilla, despertándose en esta posición al alba, congelado por el frío, con la corona en la mano. Heroico en el perdonar; a quien lo bofeteó puso la otra mejilla diciendo: “Ya que me has dado un bofetón por su gusto, ahora, por favor, dadme otro por gusto mío”. Tuvo el don de la profecía, visiones celestes y revelaciones sobre el misterio de la SS. Trinidad. Fue sepultado en Roma en la iglesia de Jesús. San Camilo expresó la convicción que el alma de este compañero suyo muy virtuoso volara al Cielo sin tocar el Purgatorio.

P. FRANCISCO CORRADI

Nació en Messina en el 1575. Pasada su adolescencia con ejemplar piedad, abrazó el estado clerical. Sacerdote diocesano de madura virtud y ciencia, gobernó la parroquia de Sta. María del Arco, con todo el ardor pastoral, generoso padre de los pobres. Perdonó bondadosamente a los banditos que le robaron la casa, lo maltrataron de manera salvaje con amenazas de muerte. Inflamado de caridad para los enfermos, renunció a la parroquia y se fue a Nápoles para entrar en la Orden de San Camilo. Cumplido el noviciado fue enviado a Florencia y Nápoles; profesó en las manos del santo fundador en 1604. Fue maestro de los novicios en Roma y especialmente en Nápoles casi toda la vida: guía ejemplar en la perfección religiosa y en la caridad de asistencia a los enfermos en los hospitales de la Annunciata y de los incurables. Elegía, para cuidarlos, a los enfermos más graves e intratables. Entre tantas fatigas, en lugares pestilenciales, el P. Corradi, afectado por el mal que no perdona, se consumó muy joven. Trasladado a la casa profesa de Nápoles, allá murió el 25 de agosto de 1618.

P. FRANCISCO PELLICIONI

Nació en Milán en el 1576. Todavía no teniendo 15 años se presentó a San Camilo con ardiente súplica de ser admitido entre sus religiosos. El Santo, conocida la índole y la óptima educación cristiana, después de duras pruebas lo acogió como clérigo novicio. Por consideración a sus excepcionales virtudes, fue admitido a la profesión después de sólo un año de prueba. De ingenio excelso y tenaz estudio, se enriqueció de larga y profunda cultura; insigne en las disciplinas filosóficas y teológicas de las cuales fue docente y escritor de valor. El santo fundador lo eligió en cargos de mayor confianza, como su secretario, maestro de los novicios y vice prefecto de la Casa Generalicia de la Magdalena. Era provincial en Bolonia, cuando el 5 de julio de 1614, S. Camilo, al extremo de su vida, le escribió una conmovedora carta con “un millón de bendiciones” y le recomendó el Santo Instituto. Murió en Génova el 22 de agosto de 1622.

P. JUAN BATISTA MARAPODIO

Nació en Messina. Entró muy joven en la Orden de San Camilo. Ejerció el ardiente amor para los enfermos antes en los hospitales de Nápoles y luego en Génova. En el 1630 era superior de la casa de Borgonovo Valtidone (Placencia) cuando estalló la terrible peste, produciendo cerca de cinco mil víctimas. El P. Marapodio con sus religiosos enfrentó todas las incomodidades para asistir a los contagiados. Golpeado por fin él mismo por la enfermedad y reducido a los extremos, no teniendo ni siquiera un sacerdote que le diera el Santo Viático, se arrastró moribundo a la iglesia, delante del sagrario, lo abrió y comulgó por sí mismo consumando todas las partículas. Se quedó allá de rodilla en una éxtasis de amor y de inmolación: y así murió el 10 de septiembre de 1630. En esta misma posición fue encontrado algunas horas después por los cohermanos que regresaban del ministerio prestado a los apestados en otro lugar. El hecho milagroso pasó a la historia entre los hechos gloriosos de la caridad cristiana y del amor al SS. Sacramento del Altar.

HNO. SANTIAGO GIACOPETTI

Nació en Ripatransone (Ascoli Piceno) el 25 de noviembre de 1591. Músico de valor y médico, en el 1608 ejerció su profesión en el hospital de S. Espíritu en Roma. Allá encontró a San Camilo; asombrado por sus heroicos ejemplos de caridad, abrazó el Instituto, entrando en el noviciado de Nápoles en 1612. Brilla aquí por virtudes, dones sobrenaturales y hasta el 1628 se consuma de caridad por los enfermos en los hospitales de Nápoles. Pasa a Roma y asiste heroicamente a los apestados encerrados en el lazareto; contagiado, es, por milagro, liberado de la enfermedad. Pasa a Génova donde muere durante la peste del 1657. Es increíble cuanto obró y sufrió en esta ciudad sobre las huellas del Divino Samaritano a beneficio de los enfermos del gran hospital Pammatone, del cual fue reconocido insigne benefactor y apóstol. Allá hasta está el sepulcro con el recuerdo en mármol decretado por la administración del hospital en el 1897.

P. HILARIO CALES

Nació en Mandres (Francia) en el 1573 de noble familia. Se fue a Roma como paje de la Duquesa de Guisa y se encontró con San Camilo del cual admiró las virtudes y abrazó el Instituto vistiendo el hábito en el 1590, haciendo la profesión solemne en el 1592. Desde el 1599 se dedica a la caridad a los enfermos en el hospital de Florencia por cinco años. Pasa luego a Génova, teatro principal de sus heroicas virtudes. En los hospitales y en las galeras, entre los enfermos y heridos durante las epidemias, los asedios y las guerras que destrozaban Génova en esos tiempos, el P. Cales se hace todo a todos, incansable y sacrificado hasta la muerte, que fue el día predicho por él, 20 de marzo de 1636. Su cuerpo, encontrado incorrupto en el primer traslado (1672), está sepultado en la iglesia de Sta. Cruz en Génova. Fue enriquecido por Dios de dones sobrenaturales, como la escrutatio (mirada profunda) de los corazones y la sanación de los enfermos. Por aproximadamente treinta años fue torturado por cinco crueles enfermedades que, sobre el ejemplo de San Camilo, llamaba “las 5 misericordias de Dios”.

HNO. PEDRO SUARDI

Nació en Bergamo de una noble familia Suarda. Entró como religioso hermano en la Orden de San Camilo, consagrándose enteramente a la asistencia de los enfermos por casi cuarenta años, en Génova y en Nápoles. Dios lo enriqueció de dones extraordinarios para confortar a las almas y a los cuerpos de los pobres enfermos. Estallada la peste en el hospital de Nápoles, campo de caridad heroica para el hno. Pedro, él fue pronto afectado. Trasladado a la enfermería de la casa religiosa, recibió los últimos sacramentos. Murió santamente el 10 de abril de 1656. Su cuerpo reposa en la iglesia del Divino Amore en Nápoles.

SIERVO DE DIOS P. MARTÍN DE ANDRES PEREZ

El P. Martin nació en Castelmimbre (Castilla) el 4 de febrero de 1698. Entró en la Orden de San Camilo, y muy temprano se señaló en virtud y doctrina. En el mismo tiempo explicó la más ardiente caridad para los enfermos en el hospital de la misma ciudad. Superior del noviciado y luego de la Casa profesa de Madrid, fue modelo de ejemplar e iluminado gobierno. Pero el principal teatro de sus virtudes heroicas fue la ciudad de Lima en Perú, donde fue elegido Vicario Provincial de España. Superadas dificultades asperísimas, contagió todo su ardor por la observancia regular y la caridad a los enfermos a sus hermanos y a los otros. Tuvo abundante, por Dios, el don de la profecía y favores especialmente para los enfermos. Murió cerca del convento de la Buena Muerte en Lima el 15 de agosto de 1770. El 1° de septiembre de 1771 se abrió en Lima el proceso ordinario sobre la vida y las virtudes.

SIERVA DE DIOS CAMILA ROSA MARÍA GRIMALDI

Rosa nació en Bolonia el 17 de marzo de 1708. Educada cristianamente con los Barnabitas, desde joven alternaba a las oraciones, ayunos, privaciones voluntarias que pronto afectaron su ya precaria salud. La tuberculosis no la abandonó por todo el resto de su vida. Rosa tomó contacto con los Ministros de los Enfermos en el 1732, cuando empezó a frecuentar en la Iglesia de San Gregorio el confesional del P. José Capsone bajo cuya dirección espiritual se quedó hasta la muerte. El lugar de su apostolado eran los Hospitales sirviendo a los enfermos y siguiendo las huellas de San Camilo. Es la primera mujer que hizo solicitud al Cardinal Arzobispo de Bolonia, Próspero Lambertini, de vestir el hábito Camiliano con la cruz roja sobre el pecho como terciaria. La función solemne de la vestidura fue en San Gregorio en el 1741, cambiando su nombre por “Camila Rosa”. Debido a su sufrimiento que la mantenía ya en cama, pidió emitir la profesión solemne que pronunció en presencia del P. Prefecto Scalia y del P. Mancini. Después de pocos meses de su profesión, el 2 de agosto de 1741, Camila Rosa murió. Sus restos mortales reposan en San Gregorio. En el 1887 se inició el proceso diocesano. Vice postulador de la causa fue nombrado Mons. Arturo Marchi que ilustró las virtudes heroicas de la sierva de Dios.

SIERVO DE DIOS GERÓNIMO TIRABOSCHI

Gerónimo nació en Cremona el 23 de septiembre de 1733. Fue educado por los Jesuitas en Mantua y por siete años por el hermano padre Alejandro, párroco de Mazzuolo (Mantua). A los 17 años, en el 1750 entró como estudiante en el Seminario Diocesano de Cremona. Pasado un año de seminario confió al hermano sentirse llamado a la vida consagrada en la familia de los Ministros de los Enfermos. Esta elección, como él dijo: “es un acto de obediencia que yo tengo que rendir a la llamada divina”. Había conocido a los Camilianos en Mantua donde eran asistentes espirituales en el hospital de la ciudad. El 5 de octubre de 1752 entraba como novicio en la casa de Bolonia, donde se distinguió por el espíritu de continua oración, disciplina y regularidad absoluta de vida y por angélica pureza de costumbres. Pero no pudo terminar el bienio de novicio, porque diez meses después, el 4 de de agosto de 1753, moría en Bolonia en fama de Santidad, con sólo veinte años, entre la consternación de los Superiores y de los compañeros de estudios.

SIERVO DE DIOS P. JAVIER PIETRANGELI

Javier nació en Fermo (región de Marche) el 6 de noviembre de 1745. En el 1762 vistió el hábito de San Camilo en Roma, en la iglesia de la Magdalena. Sacerdote en el 1768, después de sólo tres años fue elegido vice-maestro de los novicios. Pasados siete años en este cargo, desde el 1778 fue párroco y prefecto en S. Rufo en Rieti por seis años, durante los cuales fue todo celo para asistir a los enfermos y a los sufrientes. Llamado de nuevo en Roma, fue maestro de los novicios y vice prefecto en la Magdalena. Preparado con así virtuosa vida, encontró sereno una santa muerte. “Me consuela la misericordia de Dios y la cortesía de los hombres” exclamaba en sus extremos momentos. Devolvió su alma a Dios el 8 de mayo de 1764. Está sepultado en la iglesia de la Magdalena en Roma. El P. Javier murió en fama de Santidad y el mismo año de su tránsito fue abierto el proceso informativo diocesano sobre su vida y virtudes.

SIERVO DE DIOS P. PEDRO MARIELUZ

El Padre Pedro nació en Tarma en Perú en el 1780. Profesó en la Orden Camiliana el año 1798 y fue ordenado sacerdote el 28 de junio de 1806. Hasta el 1821 transcurrió su vida religiosa en la comunidad de la Buena Muerte en Lima. En el 1821 fue nombrado Capellán de las tropas realistas españolas. Durante la guerra de la independencia del Perú, el padre Marieluz murió, en enero del 1826, mártir del secreto confesional. Capellán del presidio del ejército español, él asistía con gran dedición a los heridos y moribundos durante el asedio de la fortaleza de Callao (Lima) de parte de las tropas de los independentistas. Cuando el éxito de la batalla sembraba ir a favor de los asediantes, en el 1826, al interno de la fortaleza estalló una revolución de un grupo de oficiales. Los responsables fueron justiciados. No contento de su decisión, el general Ramón Rodil, comandante de la fortaleza, impuso al P. Marieluz revelarle lo que había conocido confesando, antes de la ejecución, el capitán Rafael Montero. Habiendo el religioso Camiliano decididamente rechazado la petición del general R. Rodil, y conservar el secreto confesional, lo hizo fusilar. La fama de este mártir se difundió rápidamente tanto que hacia el final del 1800 fue abierto en Lima el proceso de beatificación.

SIERVO DE DIOS P. ROCO FERRONI

Roco nació el 30 de octubre de 1856 en Marzana (Verona) y entró en la Orden de los Ministros de los Enfermos (Camilianos) en Verona el 19 de noviembre de 1869. Fue novicio en el 1874 y profesó el 2 de febrero de 1879. El primero de mayo del mismo año fue ordenado sacerdote. Cumplió varios encargos en la provincia lombardo véneta: vice maestro de los novicios en el 1884; director de los postulantes en el 1887; examinador provincial en el 1888; superior de las comunidades Camilianas de Cremona, Verona, Santa María del Paraíso, San Juliano de Quinziano, San Antonio. Fue nombrado maestro de los profesos en el 1919; consejero provincial en el 1920. Fue definido por todos una “regla viviente” por su larga vida siempre ejemplar; a la cama de los enfermos prodigó ejemplos de caridad, como verdadero hijo de San Camilo. Murió santamente en la casa de San Antonio en Verona el 13 de mayo del 1939. Por interés del clero veronese, del cual era confesor, del obispo Mons. Jerónimo Cardinale y del beato Juan Calabria, fue abierto en Verona el 16 de enero de 1950 el proceso por su beatificación.

SIERVA DE DIOS MARÍA ARISTEA CECCARELLI

María Aristea nació en Ancona el 5 de noviembre de 1883. Pasó su infancia y adolescencia en el continuo trabajo, dividiendo el tiempo entre los laboratorios de sastre y el pequeño restaurante doméstico. Después de cuatro años de noviazgo, el 9 de octubre de 1901 se casó con Igino Bernacchia, que sus padres le habían elegido sin pedirle la opinión y que la hizo sufrir mucho por toda su vida. En el 1902, el día de Pascua, María Aristea tuvo una perforación del globo ocular derecho, donde hace tiempo sufría dolores terribles. Se trasladó a Roma y confió en la guía espiritual del padre Ángel Ferroni, hermano del Siervo de Dios Roco Ferroni, en la Basílica San Camilo de Lellis. En el 1927 el Padre José Bini se volvió su director espiritual. Sirvió con caridad a los enfermos en distintos hospitales romanos, siguiendo las huellas de San Camilo. En el 1929 fue agregada a la orden Camiliana. Murió el 24 de diciembre de 1971. El 29 de mayo de 1998 en el Vicariato de Roma, el Cardenal Camilo Ruini presidió la apertura del proceso diocesano de la causa de canonización de la sierva de Dios. El 29 de septiembre de 2006 se concluyó la encuesta diocesana.

P. CAMILO CESAR BRESCIANI

Nació en San Pedro de Legnano (Verona) el 14 de marzo de 1783, el padre Camilo César fue ordenado sacerdote diocesano el 20 de febrero de 1806. En los años de su ministerio sacerdotal ejerció la caridad hacia los enfermos, hasta establecer su permanencia en el asilo de San Antonio en Verona, donde era también director espiritual. En el 1836, en ocasión de una epidemia de cólera, tomó los primeros contactos con la Orden de los Ministros de los Enfermos de San Camilo. Desde ese momento se siguieron fechas importantes en su vida y en la Orden Camiliana. En diciembre de 1838 entró en el noviciado en Casale Monferrato y un año después regresó a Verona con la cruz roja en el pecho. El 30 de octubre de 1842 el padre Bresciani emitía la profesión religiosa y añadía el nombre de Camilo al de César. Vivían con él otros tres sacerdotes, un clérigo y dos religiosos hermanos que en el mismo día tomaban el hábito de novicios. Fue un día de gran alegría para el Padre y para todos sus amigos. Quiso de inmediato que la nueva fundación imitara los ejemplos del gran santo. Encontró dificultades y amarguras en su vida. Probó dolor en el 1867 cuando las leyes de supresión dispersaron a los religiosos que él había recogido y este sufrimiento aceleró su fin. Murió el 20 de julio de 1871. Toda Verona lo lloró como un amigo y un Ángel: “ha muerto un ángel de la caridad”. Pero su labor no se perdió y con él nació la más numerosa provincia de la Orden Camiliana: la Provincia Lombardo Véneta.

P. ESTANISLAO CARCERERI

El P. Estanislao, nació el 19 de enero de 1840, entrando en el Instituto Camiliano a los 11 años, el 20 de noviembre de 1851. Profesó el 9 de julio de 1857 y fue ordenado sacerdote el 25 de julio de 1862. De la comunidad de Verona, con el permiso de la Santa Sede, partió para las misiones de África central donde fué en el 1873 Vicario General del Vicariato Apostólico y en el 1874 superior de la casa de Berber. Regresado de la misión (1877), fué destinado en julio del mismo año a Francia, donde fué superior de Lille y desde el 1880 maestro de los novicios. Con el noviciado fue obligado a emigrar en el 1880. Se trasladó a Verona y en el 1884 a Roemond en Holanda. En el 1894 fue primer superior de la casa de Valencia en España. En mayo de 1895 fue elegido procurador general y desde el 13 de diciembre, después de la muerte del General P. Desideri, guió el instituto como Vicario general. Al final de su mandato, el 1898, regresó a Verona y murió el 5 de marzo de 1899.

P. ANTONIO MICHALAK

Nació en Debina, distrito de Szamotuly, región Poznan (Polonia). Completó la escuela básica en Krzeszkowice. Desde abril de 1925 y hasta el 1931 frecuentó las escuelas de Tarnowskie Gory, (Gimnasio Polaco). Aquí probablemente hizo el examen de medio. En el 1931 es mandado a Holanda (Vaals y Zimburg). En los años sucesivos vive en Monasfer y Westfalia en Alemania. Toda la permanencia al exterior ha sido coronada por la ordenación sacerdotal en Munster , el 19 de marzo de 1937. El Padre Antonio fue padre provincial en los años 1946-1950, y 1953-1954. Entre el 1952 y el 1953 se volvió padre espiritual en el seminario de Nysa y por las cartas a él enviadas durante su enfermedad, resulta que era muy apreciado y dedicado al trabajo. El 24 de enero de 1954 es hospitalizado en Tarnowskie Gory, donde le diagnosticaron pleuritis. Muere por infarto el 15 de febrero de 1954 en el hospital.

HNO. PEDRO VECOLI

El Hno. Pedro nació en Capezzano Pianore en la Ersilia, el 28 de agosto de 1933. Entra en el instituto San Camilo de Castelvecchio, un burgo de la periferia de Imperia, el 27 de octubre d 1951. El 8 de diciembre de 1953 hace su profesión temporánea y cuatro años después la perpetua. Los superiores le encomiendan el oficio de enfermero de la comunidad. Iba a menudo a visitar a los enfermos a su domicilio. Su espiritualidad es muy simple: el repetir: JESÚS TE AMO era para él una forma de “oración del corazón”, era un acto de amor que él deseaba se repitiera sin parar, como el latir del corazón y el respiro de los pulmones. Este mensaje él lo ha hecho llegar a millones de animas “para encontrar al menos una – son sus palabras – que continuara el maravilloso canto a Jesús, también cuando él no estaría más”. El 26 de febrero de 1975 el Hno. Pedro concluye su jornada terrena en la casa de cura Camiliana de Forte dei Marmi (Lucca).

PADRE JOHN CLEARY

P. John nació en Dublín el 31 de mayo de 1914. Entró en la Orden en el 1933 como vocación adulta en la casa de Tournai en Bélgica. Fue ordenado sacerdote en el 1939 en la catedral de aquella misma ciudad. Entró en Irlanda en Killucan en el distrito de Westmeat donde trabajó sin parar por muchos años para el bien de la nueva fundación. Desarrolló el servicio de maestro de los novicios y ecónomo en la comunidad de Killucan y sucesivamente superior de la comunidad de Birmingham en Inglaterra. Su amor por los enfermos fue muy intenso. Padre Cleary fue el fundador de la misión Camiliana en Australia. Era Capellán en el “Subiaco Hospital” de la ciudad de Perth. El 2 de mayo de 1977 después de haber celebrado la S. Misa del domingo, el P. John concluyó su jornada terrena. Señalamos un testimonio en memoria de P. Cleary. “P. John ha muerto así como vivió, en medio de los enfermos, por él amados profundamente, murió como habría querido nuestro fundador: “el buen soldado muere en guerra; el buen Ministro de los Enfermos, muere en el hospital… el hospital es nuestra casa” Los que lo conocieron como maestro de novicios pueden todavía recordar su sana enseñanza, su dirección y sobretodo, su ejemplo. Recordamos su inquebrantable concepto de obediencia pero sobre todo su continuo empujar a practicar la presencia de Dios en la vida de cada día. Su recuerdo siempre nos llevará su gran fe en Dios, basada sobre una total y vivida dependencia de su Creador. Estaba acostumbrado a citar la frase de San Pablo: “¿Qué tienes que no lo haya recibido? Y si lo has recibido ¿a qué gloriarte cual si no lo hubiera recibido? (1Cor 4,7). Su santuario en el jardín de Killucan dedicado a Nuestra Señora de Fátima, su lealtad al rosario son testimonio de su devoción filial a la Beata Virgen. P. John era “un hombre disponible”. Sea en Inglaterra, Irlanda como en Australia estaba siempre listo a viajar al servicio de la Orden para la gloria de Dios.

P. PRIMO FIOCCHI

P. Primo nació en Lizzano en Belvedere en la provincia de Bolonia el 13 de mayo de 1913. Maduró desde niño el deseo de entrar en la Orden Camiliana. En el 1926 entró en la comunidad de Bucchianico (Chieti). En Giove (TR) fue admitido al noviciado y el 8 de septiembre de 1930 emitió la profesión temporánea. En Mottinelo (Vicencia) el 15 de julio de 1934 emitió la profesión solemne. Recibió la ordenación presbiteral el 25 de julio de 1936 y en el 1938 fue enviado a Roma como capellán del instituto “Carlo Forlanini”. “El hospital sanatorial del Forlanini” escribe en su biografía el p. Ángel Brusco – “no ha sido sólo el terreno donde padre Fiocchi ha consolidado la propia identidad de religioso camiliano, poniendo a fruto su potencial humano y espiritual en la búsqueda de los modo más idóneos para el ejercicio del ministerio. En aquel lugar de sufrimiento, en efecto, él empezó, llevándolos a cabo, dos importantes proyectos que mostraban su creatividad apostólica: la fundación del Instituto Religioso de las Siervas de la Encarnación y la Obra post-sanatorial”. En el 1970 es trasladado a Florencia y en el 1975 es enviado a San Martino al Cimino (Viterbo) como asistente espiritual del centro de reeducación psicomotoria para discapacitados civiles. En el 1978 le fue diagnosticada una cirrosis hepática que lo acompañó por largos seis años. El 11 de febrero de 1984 recibió el sacramento de la Unción de los enfermos por el Siervo de Dios Papa Juan Pablo II en la basílica de San Pedro. P. Fiocchi concluyó su jornada terrena el 9 de septiembre de 1984 en el hospital de Castelnuevo Monti (Reggio Emilia). Sus restos mortales reposan en Chieti en la capilla de la congregación de las Siervas de la Encarnación.

HERMANO MARCELO CAON

Nacido en Ramón di Loria (Treviso) el 7 de noviembre de 1916, en el 1933 entra en los camilianos en Verona y en el 1940 hace la profesión perpetua. Parte para la China, en el 1946, el más joven del primer grupo misionero camiliano. En los seis años de trabajo incansable en la desastrosa China del posguerra y en lo Yunnan, construye hospitales, abre ambulatorios, presta su servicio de caridad en las zonas avanzadas por el dolor y la miseria. Después de la expulsión comunista, en abril de 1952 se une con los otros cohermanos en Lotung (Taiwan) donde empieza el St. Mary Hospital, quedándose hasta el final de sus días. En el servicio, Hno. Caon era todo: médico, enfermero, técnico, auxiliar de servicio; tenía presente cada enfermo. Centenares de millares de enfermos han sido asistidos por él; era una mamá para los niños, sostenía a los débiles, mostraba la fuerza para calmar a los inquietos. Su presencia infundía un sentido de seguridad y de coraje frente a la enfermedad y al dolor una presencia continua, discreta, premurosa, tranquilizadora y paciente. La última prueba de su fe y madurez religiosa el Hno. Caon la ha dada durante sus setenta días de enfermedad; operado de urgencia por una obstrucción intestinal, el diagnóstico operatorio no dejaba esperanza: tumor intestinal difuso. El 14 de marzo del año 1984 el gran corazón del Hno. Marcelo cesa de latir. En una mano tenía el crucifijo de la profesión, en la otra el rosario.

GERMANA SOMMARUGA

Nació en Cagliari el 25 de mayo de 1914. Abierta a la fe, descubrió pronto el encanto del don de sí a los demás y a sólo nueve años soñaba ir a un leprosario, para curar a los que consideraba los más pobres entre los pobres: los leprosos. Durante los estudios universitarios “encontró” a San Camilo de Lelis; se quedó encantada y decidió seguir su espiritualidad, que transfundió más tarde en la fundación del Instituto, con las variantes específicas de su personalidad y de su sensibilidad de mujer de su tiempo. Se licenció en la Universidad Católica de Milán, discutiendo una tesis sobre la obra de San Camilo en la asistencia a los enfermos; con el pasar de los años se volvió una estudiosa y experta, hasta publicar varias biografías del santo, a parte la traducción en italiano corriente de sus escritos.
Tuvo la “primera idea” del instituto el 6 de enero de 1936, cuando los institutos seculares todavía no existían: la intuición de la consagración secular era clara en ella, las modalidades de actuación todavía indefinidas. He aquí un escrito relativo a aquel momento: “una idea súbita, todavía no nítida, pero bastante precisa: quedar en el mundo, dar vida a un movimiento de laicas consagradas que, en el mundo, asistieran a los enfermos en el espíritu de San Camilo, que penetraran en cada ambiente también el más miserable, y prepararan el camino al sacerdote, a Cristo”.
El encuentro con el Padre Ángel Carazzo, Camiliano, en el 1937,fue determinante. Él prometió su apoyo: fué animador, guía espiritual además que para ella también para las primeras vocaciones, pero siempre con discreción. En el septiembre de 1945 moría P. Carazzo, y Mons. Juan Cazzani, en este entonces Arzobispo de Cremona, siguió con paterna solicitud los inicios del instituto, hasta reconocer, el 25 de marzo de 1948, el nuevo instituto secular “Misioneras de los Enfermos, Cristo Esperanza” de derecho diocesano. Otras etapas en el reconocimiento del instituto de parte de la Iglesia fueron: - el “decreto de alabanza” el 15 de julio de 1953, del papa Pio XII. – La aprobación definitiva del instituto de derecho pontificio el 6 de enero de 1961, por el Papa Juan XXIII. – La aprobación definitiva de la constitución, el 6 de agosto de 1975, por el Papa Pablo VI.
Los últimos años de Germana han sido de gran purificación para el progresivo deterioro de su salud. En el febrero del 1988 dejó su habitación de Milán para vivir en una casa de reposo: ante en Rho, luego en Capriate (Bergamo) con los camilianos, donde concluyó su existencia terrena el 4 de octubre de 1995. De su testamento espiritual sacamos algunas expresiones particularmente intensas que revelan su interioridad: “Sean simples y humildes, serenas, abiertas a grandes ideales: una paz inquieta, o sea, siempre vigilante, siempre dirigida hacia una verdadera fidelidad, siempre confiada en Cristo Esperanza, siempre atenta a los hermanos que sufren, a todos… siempre abiertas al mañana, pero atentas al momento presente, al don presente, a la fidelidad presente, al Evangelio, a la Constitución, a la vida!”

P. ALEJANDRO TOÉ

Nacido en Burkina Faso el 2 de diciembre de 1967, recibió por su familia una buena educación cristiana que lo llevará a la edad de 15 años a madurar la decisión de entrar en la Orden Camiliana para consagrarse a Dios a través del servicio a los enfermos. Al término de los estudios fue acogido en la comunidad de formación de Ouagadougou el 27 de agosto de 1987 y el 7 de septiembre del mismo año empezó un año de espiritualidad. El 8 de septiembre de 1991 emitió la profesión temporánea. Se fue a Roma para el estudio de la teología en la Pontificia Universidad Lateranense y en el mismo tiempo, para curarse de una hepatitis crónica en el hospital San Camilo.
El 18 de octubre de 1994 emitió su profesión perpetua y el 1° de julio del mismo año fue ordenado sacerdote en Burkina Faso. Los superiores, le confiaron en el 1996 el encargo de la animación vocacional de la provincia y lo nombraron vice-maestro de la casa de formación camiliana. Desempeñó su ministerio con fervor y competencia, pero la necesidad de curas médicas se hizo siempre más urgente. La búsqueda de una sanación de la enfermedad fue guiada por la confianza cristiana que lo condujo a vivir plenamente su sufrimiento ofreciendo paz, fuerza y esperanza en quien lo acercaba. Pero la enfermedad lo venció y el 9 de diciembre de 1996 P. Alejandro, entregó su espíritu a Dios a los 29 años, asistido con ternura por los cohermanos y por las Hijas de San Camilo en el hospital romano “Beata Josefina Vannini”.

P. CELESTINO DI GIOVANBATTISTA

Nació en Massa d’Albe (L’Aquila) el 24 de abril de 1934 y en el 1950 hizo su entrada en la Orden. El 1° de mayo de 1955 hizo su profesión solemne y el 4 de mayo de 1958 fue ordenado sacerdote. Desarrolló su ministerio en la asistencia a los enfermos, a los discapacitados físicos y mentales y a las personas golpeadas por la tuberculosis en las casas de Loreto, Viterbo y Sassari. En el 1972 parte para la misión del Alto Volta (hoy Burkina Faso) y se dedica a la formación de los jóvenes aspirantes.
En el 1980 es nombrado delegado provincial. En el 1981 P. Celestino fue nombrado párroco de la parroquia de San Camilo de la capital. Después de haber desarrollado por veinte años el servicio de párroco, en el julio del 2001 es nombrado capellán del hospital civil de Ouagadougou y de la prisión (MACO) de la misma capital. En el ejercicio de su ministerio con los detenidos, P. Celestino, el 13 de octubre de 2001 muere a causa de una serie de golpes mortales sobre la cabeza dados por un encarcelado.
HNO. HECTOR BOSCHINI

Nacido en Belvedere de Roverbella (Mantova) el 25 de marzo de 1928. En el 1951 entra en la Orden de San Camilo y en el 1953 hace la profesión de consagración religiosa. Hasta el 1975 trabaja y testimonia la fe y el servicio a los enfermos en el instituto S. Camilo de Venecia-Lido y en el 1976 es trasladado a la Clínica S. Camilo de Milán. Todo su carisma pudo brotar en el 1978 tomando el cuidado de los mendigos sin casa que venían a la búsqueda de ayuda en la portería de la Casa de cura de Milán. El primero de enero de 1979 realiza su primer “Refugio” en la Estación Central de Milán. Luego con la generosidad de tantos amigos pudo ensanchar su actividad a ancianos, enfermos de SIDA, drogadictos, extra-comunitarios y sin fija demora. Abrió nuevas comunidades en Seveso (Milán), Bogotá, Cartagena en Colombia.
El estar enamorado de San Camilo y de la Divina Misericordia le ha vuelto el apóstol de los desheredados fundándose en un punto cierto de la fe: “Somos todos hijos de Dios”. Se definía “Loco por el Señor y su Madre” pero ha sido capaz de circundarse de calificados colaboradores con los cuales ha fundado la asociación de los Corazones Inmaculados de Jesús y María junto con la familia de las discípulas de San Camilo.
La leucemia lo afectó, pero él encontró fuerza y tenacidad para transformarla en la motivación más sublime de su último sacrificio. Después de diez meses de “lucha” y “enclavado” (como decía él mismo) a la cruz de la cama de la enfermedad, el Hno. Héctor el 20 de agosto de 2004 nos ha dejado en la más profunda y plena certidumbre de su definitivo encuentro gozoso con Dios y con la Virgen Santísima.